Sin apenas nada que decir,
me gustaría ser como un lagarto,
que hiberna para no morir,
así...
como un raquítico reptil
escondido entre las piedras...
a salvo de todos,
a merced de nadie.
Sin apenas nada que decir,
ni criticar a nadie por sus obras
me gustaría apagar la luz
que me molesta,
la que brilla y la que permanece
la que en perpetua oscuridad
se desenvuelve.
Sin apenas nada que decir,
¿para qué penas?
Me ahorro la energía
de la decepción continua
y dejo la batalla, tan cerca del inicio.
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