viernes, 25 de septiembre de 2020

La soca seca

Dempeus, orgullosa i afermada,
agafada per pèls en una roca,
i encara aparentant que no té vida,
seca, pelada, i avorrida...
vigila amb paciència asserenada
com l'aigua li llisca a peu de soca.

Del somriure del riu a les rialles
que fa saltant l'aigua entre les pedres,
del cel blau i lluent a la nit fosca,
en una vànova de colors plena d'estrelles.

La soca seca aixeca amunt les branques
per esgarrapar a la vida una altra estona
per seguir sentint el riu com l'acarona
per seguir sent niu, refugi de les fades.

De cop el cel apaga el llum,
s'amaga el Sol darrere d'una massa de vapor
gelada i negra
envolta la muntanya un llampec, un tro sonor,
s'apropa la tempesta
germana de la qual li va ferir el seu tronc
fent-la passar, per un desig diví
d'esplendorosa planta, verda i viva
a la dolorosa condició de soca seca.

jueves, 10 de septiembre de 2020

Ariel, el "Señor Despojo"

 

 

 


Ya andaba como cansado. Era como si el acto de nacer le fuera grande. Fue un gato feral o doméstico no casero, nació en el abandono y aparecía apartado de la colónia junto a un amiguito de la misma edad, Alan (siamés de buena planta). Costó que saliera adelante y fue un pimpollo espabilado con ganas de luchar. En las colónias te encuentras de todo y os aseguro que de lo que más hay son ganas de vivir. Ariel era delicado, pequeño y arisco, nunca se dejaba tocar siendo una ardua tarea desparasitarlo y medicarlo. En su última semana con nosotros se dejó acariciar, es curioso y ya he comentado en anteriores ocasiones este fenómeno que se da en los individuos de las colonias, cuando enferman gravemente o sienten que se van, se acercan, yo creo que a dar las gracias y a despedirse. Ariel marchó con la tristeza de no poder hacer más por él, de tener que tirar la toalla, pero Ariel, se fue acompañado con los mimos de sus cuidadoras. Intuyes que se van, incluso lo esperas, pero qué tristes son las despedidas. 

Me regaló este posado una tarde especial que salió de su espeso escondrijo y se plantó a mis pies para decirme hasta pronto... yo me marcho!!!

 
 
Sorprendentemente Ariel sale de entre la maleza para sentarse a mis pies.
 
 






 

Huellas indelebles.


 

Huella: nombre femenino.

Señal que un cuerpo deja en el suelo al moverse.

Señal o rastro que queda de una cosa o de un suceso.

Indeleble: adjetivo.

Que no puede ser borrado (en un escrito o dibujo)

[recuerdo] Que es inolvidable.


Qué curiosas son las palabras y qué hermoso el lenguaje que nos permite expresar lo que sentimos a la vez que damos a conocer al mundo aquello que nos motiva, que nos alegra, que nos distrae, que nos serena o entristece.


Las palabras alimentan, nutren y construyen textos en galeradas que nosotros, en el acto de leer, transformamos en imágenes intimas; hermosos sueños o viajes lejanos.


De todas ellas, las palabras digo, las que se pronuncian por boca de maestros y que te instruyen, con cariño, con sabia ternura, son las que quedan permanentemente impresas en el alma y te acompañan siempre. Luego está el miedo y el dolor, que también dejan huella y también enseñan, pero con rabia.


A ese MAESTRO, en mayúsculas, negritas y cursivas, quiero expresar mi gratitud, pues en mi andar desesperanzado no creí que encontraría jamas valor tan noble en el ser humano y Angel Fuentes De Cia, en un brevísimo espacio de mi tiempo, me dejó, con su ironía, ternura y buen humor, un motivo para seguir avanzando y recuperar con ello las ganas de aprender intensamente.

 

 

Aquí Ángel rezando...  
"Que mañana vengan sus padres a verme".  
El buen humor siempre ha sido una herramienta 
efectiva a la hora de impartir conocimientos.






Sesión de fotografías tomadas durante un curso en el Museo de Natural de Ciencias Nacionales en Madrid diciembre de 2013. MNCN ...si, ya lo sé, es un guiño, Museo Nacional... de Ciencias Naturales!!!



viernes, 21 de agosto de 2020

Hoy soy tan feliz que me sobra hasta la camisa

Recuerdo que de pequeño en la escuela, el profesor nos contó este cuento. En la España franquista de posguerra no se le ocurrió citarnos quien era el autor, ni mucho menos quien era León Tolstói, tal vez porque era ruso y seguramente rojo y bolchevique aunque fuera un aristócrata (en evolución a ser humano) o hubiera muerto siete años antes del cambio social ruso, un cambio que marcaría la historia de la humanidad, pero eso era irrelevante porque en nuestro país el demonio rojo había sido aniquilado, como la cultura, la dignidad, el pensamiento y la libertad, eso si, reinaba la paz... ¿o era acaudillaba la paz?
 
 

La camisa del hombre feliz de León Tolstói 

(1828 1910)


En las lejanas tierras del norte, hace mucho tiempo, vivió un zar que enfermó gravemente. Reunió a los mejores médicos de todo el imperio, que le aplicaron todos los remedios que conocían y otros nuevos que inventaron sobre la marcha, pero lejos de mejorar, el estado del zar parecía cada vez peor. Le hicieron tomar baños calientes y fríos, ingirió jarabes de eucalipto, menta y plantas exóticas traídas en caravanas de lejanos países. Le aplicaron ungüentos y bálsamos con los ingredientes más insólitos, pero la salud del zar no mejoraba. Tan desesperado estaba el hombre que prometió la mitad de lo que poseía a quien fuera capaz de curarle. El anuncio se propagó rápidamente, pues las pertenencias del gobernante eran cuantiosas, y llegaron médicos, magos y curanderos de todas partes del globo para intentar devolver la salud al zar. Sin embargo fue un trovador quien pronunció: 

 —Yo sé el remedio: la única medicina para vuestros males, Señor. Sólo hay que buscar a un hombre feliz: vestir su camisa es la cura a vuestra enfermedad.  

Partieron emisarios del zar hacia todos los confines de la tierra, pero encontrar a un hombre feliz no era tarea fácil: aquel que tenía salud echaba en falta el dinero, quien lo poseía, carecía de amor, y quien lo tenía se quejaba de los hijos. Sin embargo, una tarde, los soldados del zar pasaron junto a una pequeña choza en la que un hombre descansaba sentado junto a la lumbre de la chimenea: 

 —¡Qué bella es la vida! Con el trabajo realizado, una salud de hierro y afectuosos amigos y familiares ¿qué más podría pedir? 

 Al enterarse en palacio de que, por fin, habían encontrado un hombre feliz, se extendió la alegría. El hijo mayor del zar ordenó inmediatamente:

—Traed prestamente la camisa de ese hombre. ¡Ofrecedle a cambio lo que pida!  

En medio de una gran algarabía, comenzaron los preparativos para celebrar la inminente recuperación del gobernante. Grande era la impaciencia de la gente por ver volver a los emisarios con la camisa que curaría a su gobernante, mas, cuando por fin llegaron, traían las manos vacías: 

 —¿Dónde está la camisa del hombre feliz? ¡Es necesario que la vista mi padre! 

 —Señor -contestaron apenados los mensajeros-, el hombre feliz no tiene camisa.


Cuanto menos tengo menos necesito, hoy me sobra hasta la camisa.
 

martes, 16 de junio de 2020

La fulla morta

La fulla morta
(o les influències dels èssers que ens envolten)
Un bon dia caurà a terra

empentada per un cop impertinent d’aire que bufa.

Un Mestral sec, violent i temut l’arrossegarà lluny de casa,

més enllà de l’estimada branca on va néixer.

Sobre l’herba, molla, bruta i podrida,

es descompondrà, a poc a poc, de mica en mica.

Amb el temps, en tornar-se pols

crearà vida, llavor, arbre i fulla.

Que …

... Un bon dia caurà a terra

empentada per un cop impertinent d’aire que bufa.


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Una bona amiga ens va enviar, entre altres coses, un recull de fulles seques per fer un herbari.

Entre tot aquell matoll en vaig veure una que destacava sobre les altres per la seva constitució.

Feble, desgastada i fràgil la fulla morta donava per un tema.

Així doncs la vaig utilitzar per fer una còpia fotogràfica amb el procés de la cianotípa i després la vaig incloure a l'exposició Aigua, Sol i Ferro.



D'entre els convidats una persona molt apreciada es va plantar davant de l'obra i em va descriure amb tot detall les sensacions que li provocava la visió d'aquella fulla retratada. Una preciosa descripció per cert que va quedar reflectida en el poema que heu llegit adalt.


De vegades la vida en el seu llarg tarannà et creua camins a estones paral·lels, a estones tangents i quasi sempre divergents, però, quan es comparteixen sensacions o quan la casualitat (que diuen no existeix) t'apropa fins a la porta de casa persones amb les quals tens tanta afinitat, encara que sigui per un instant, resulta impossible no fer-los passar a la cuina. I allà, entre plat i plat i got de vi la vida s'obre de bat a bat, el pensament brolla amb cabdal vertiginós i et deixes anar, llibreta en mà i el cor receptiu...

... Perquè la creativitat no espera massa estona, arriba amb un sospir...

... I se'n va amb la propera exhalació.







En principi l'edició de la fulla morta era una llibreta escrita a mà amb paper vegetal i copiada per contacte sobre paper aquarel·la Guarro Canson Basik 380 grams amb la tècnica de la cianotípia.

Més tard va agafar cos, senzillesa i forma.

Primera opció










Opció definitiva






martes, 2 de junio de 2020

Stultifera Navis... La nave de los necios. Sebastian Brant 1492

Durante la búsqueda del significado del embudo en la pintura renacentista, cayó por casualidad entre mis manos una lectura divertida "La nave de los necios" una obra fechada en 1492 escrita por Sebastian Brant (1457-1521) y con xilografías de un joven grabador llamado Alberto Durero (1471-1528), una lectura sugerente. A las pocas páginas mi materia gris se movía impertinente como un chaval a la hora del patio.

Escuché un susurro detrás de mí que venía del cuarto oscuro, una habitación situada al final del pasillo y que siempre está cerrada, para que mis gatos, dos, no dispersen su peluda creatividad sobre mis trabajos más delicados.

Esa voz.

Esa cantinela.

Cuando oyes que te llaman con tanto impetu, has de responder con arrojo, hacer algo, lo que sea necesario para sofocar ese intenso fuego, todo,  salvo echar gasolina claro.

Yo eché gasolina.

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miércoles, 20 de mayo de 2020

Volver al origen, en busca del tiempo perdido.

"Mucho tiempo he estado acostándome temprano"

Secado de un "oil print"
Cuesta un poco dejar de lado los hábitos que contraemos trabajando con medios digitales. La inmediatez de sus resultados, el bajo coste de producción y la accesibilidad forman parte irremediablemente de su feroz atractivo.

Pero por otro lado, después de llevar años utilizando el sistema alfanumérico y tras fundir unos cuantos equipos al fragor de la lid, hay que reflexionar, hacer un paréntesis.Y es en ese momento cuando debemos plantearnos: ¿qué somos y a dónde vamos?.

En ese instante hay que pararse en seco, leer entre líneas e interpretar los sueños.

Cuando nos detenemos el tiempo suficiente somos capaces -no siempre, pero sí la mayoría de veces-, de escuchar la voz interior y recuperar el tiempo perdido, si es que de verdad se ha perdido.

Pues nunca se pierde nada del todo y el tiempo, aún menos. Tan sólo se emplea en otras cosas que nos distraen de lo que nos hace verdaderamente felices. A veces necesitamos una patadita en el trasero, con cariño, claro, para despertar ese gusanillo dormido que nos empuja hasta la satisfacción de saborear lo improbable, deleitarnos con la duda y perder el miedo de enfrentarnos a aquello que no esperamos que aparezca jamás.

Trabajar, por ejemplo un negativo monocromático que aguarda celosamente en el cajón de la película, junto al papel sensible y que caducó en el año de Nuestro Señor de 1995. Qué locura, ¿verdad?.

¡Sí!, es una locura abrir el armario, coger la maleta donde duerme la cámara de mediano formato, uno de tantos sueños; ponerla a punto, con escaso trabajo pues con el visor de cintura ni tan siquiera necesita usar batería; comprobar el chasis y realizar un par de disparos para asegurarse de que todo sigue en su lugar...

¡CRAAAAAASSSS!

¡CROOOOMP!

Eureka, funciona.
El sonido contundente del mecanismo de disparo así lo indica.
Su Majestad Mamiya RB67, con cerca de treinta años de vida, está en perfecto estado de revista...

A la mochila.

Luego, rebuscar en la caja de fotómetros y atrapar al vuelo una bolsita de cuero donde duerme el Sekonik L-398, una joya...

A la mochila.

Poco más: unos rollitos de 120 de emulsión gran reserva y un Bergger Pancro 400 que pide guerra...

Ahí queda, no dejemos que el gusanillo se atonte o pase demasiado tiempo yéndose a dormir temprano... ya me entendéis.

¡...Alteza!
Sí, el amor existe
Qué nervios
Sellar un carrete de 120... con lametón
La hora de la verdad

Bergger Pancro 400  revelado con Rodinal
Fuji Neopan400 Cad.09/1995 revelado con Rodinal