Cuando el espíritu se enriquece

Hoy he descubierto que no hay nada tan gratificante como saltarte las normas y disfrutar con ello.

Como los niños pequeños

Construir una sonrisa es algo automático.
Nunca nos paramos a pensar qué la provoca; simplemente, la regalamos.
Nada hay más placentero que rodearse de personas que sonríen, que regalan sonrisas constantemente, que sonríen con la boca, con la mirada, con las manos, con la palabra.
Es hermoso estar rodeado de gente alegre.

Mafalda

Por una mirada... un beso!

Mafalda

En abril tendrá dos años... los mismos que falta mi padre.

Sin apenas nada que decir

Sin apenas nada que decir,
me gustaría ser como un lagarto,
que hiberna para no morir,
así...
como un raquítico reptil
escondido entre las piedras...
a salvo de todos,
a merced de nadie.

Sin apenas nada que decir,
ni criticar a nadie por sus obras
me gustaría apagar la luz
que me molesta,
la que brilla y la que permanece
la que en perpetua oscuridad
se desenvuelve.


Sin apenas nada que decir,
¿para qué penas?
Me ahorro la energía
de la decepción continua
y dejo la batalla, tan cerca del inicio.

Guancho

La historia de Guancho es muy singular, se trata de un Homopholis Boivini (Blaesodactylus).
Mi compañera comentó en cierta ocasión que le haría ilusión tener una Iguana... "Madre de Dios", que trauma para mi... Otro bicho en casa, no, ni hablar.

En esas fechas andábamos grabando un documental sobre la vida de Antonio Gaudí y Guancho tenía un cameo artístico con el lagarto de la entrada del Parque Güell; una vez terminada su actuación nadie quería responsabilizarse del animal y a mi me dió mucho coraje, pues querían abandonarlo a su suerte en la riera de Reus.
Levanté la mano, me lo llevé a casa y acepté la tarea de cuidarlo, desde entonces estoy compartiendo mi vida con dos gatos, un lagarto y una lagarta... mi querida compañera, jijiji y yo... el más animal de todos!!!
El hombre propone y Dios dispone...!

Ferrotipos

Debe hacer un año, tal vez, que el col.lectiu andaba gestándose, como un bebé en el vientre materno, impregnado de aquella luz que no se ve.
Ahora, tosco aún en sus primeros pasos, nos muestra un quehacer hambriento de andar y descubrir.