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Angelitos... casi negros! |
El tema de la muerte es por sí mismo muy escabroso. No
nos preparan para morir, aunque vayamos directos a ello y el camino de la vida
no sea más que el camino hacia la muerte.
En mi familia existe la sana, y digo sana porque es una
fiesta y no un drama, tradición de ir al cementerio a ver cómo están nuestros
antepasados, limpiar el nicho y de paso estar un rato con el recuerdo agradable
de quien nos dejó; si, agradable porque el que nos dejó sembró en nosotros la
sana semilla de aceptar lo que somos y recordar con alegría y no con tristeza.
Antaño, mi hija, se encargaba de decorar las lápidas con
arte floral chino, me explico, digo chino porque últimamente compramos las
flores en el bazar Chung Li, pero hoy mi hermano, el pequeño de los mayores, me
ha sorprendido gratamente haciendo una composición floral que ni el mejor de
los maestros de ikebana. Hoy, hemos ido al cementerio, en día laborable, porque
el día uno de noviembre se llena a tope y es un escándalo, para nosotros la
festividad de todos los Santos es cada día que vamos y nos quedamos tan panchos.
Bien, ha sido un día tranquilo, algún percance por la
erosión del tiempo cuya solución ya está en manos de los especialistas de
Serveis Funeraris de Barcelona… 92 pavos… por reparar un marco y poner yeso en
las losas laterales. En fin, un gran día… pero muy divertido, sobre todo cuando
le hemos dicho al funcionario que queríamos poner un cartel en la entrada del
cementerio que rezaba:
Hoy proyección de “La muerte tenía un precio”… más que
nada para que los nuevos moradores se vayan enterando de que morirse es caro y
conservar el pisito aún más.
Por cierto… también ha llegado al camposanto la
política de desahucios!
Al loro, que no estamos tan mal!
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Mi hermano en pleno éxtasis creativo |
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Voilà! |
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En plano general |
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Detalle del apartamento de un vecino 1 |
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Detalle del apartamento de un vecino 2
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Mi hermano documentando gráficamente el arte funerario |
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Nicho por reparar |
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