Esto sucedía en el verano, cuando los colegios del barrio cerraban y los niños no aguantábamos en casa más que para el desayuno, la comida o la cena. La calle era nuestra pasión, los amiguetes, los juegos en el paseo de San Juan o el parque de la Ciudadela.
Ayer mientras jugaba con mi nieto recordaba con cariño las tardes con Pepe, Toni y Manolo, el del terrado.
Ayer, vi pasar la vida y me llenó de ternura.
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