miércoles, 17 de octubre de 2012

Antaño bastaba con poca cosa...

Recuerdo de niño jugar a muchas cosas que no sólo a la pelota, más que nada porque se molestaba a los vecinos con el ruido de los pelotazos sobre las escasas persianas metálicas que había en la calle, una calle vieja con portalones grandes de madera gruesa y con bisagras robustas. Jugábamos al churro, media manga y mangotero, , al "Pote" o al escondite por los portales que van de la calle Ocells a Cortinas .. Portales que permanecían abiertos hasta la noche cuando el sereno o los propios vecinos los cerraban. Pero entre los recuerdos de la infancia quizás el que más perdura en el de jugar con mis primos y mis amigos de la infancia,el de la abuela de mis primos, mi tieta Isabel, no la Isabelita, nos llevaba a la plaça de les Belles Arts a jugar con un trozo de pan con aceite y azúcar por merienda.
No teníamos grandes cosas, carecíamos de juguetes (los patinetes nos los hacía mi padre con cojinetes que nos daba el Boix, el chatarrero de la punta de la calle y maderas viejas), no teníamos grandes lujos pero teníamos ingenio para inventar espacios en el rellano de la escalera, hoy una nave espacial, mañana un submarino... en lo que hace cuatro días era una diligencia perseguida por los indios.

Recuerdo de niño jugar a muchas cosas que no sólo a la pelota... y estar entre familia arropado todos los días al bajar a la calle de mi viejo Barrio.

José María Balagué Spínola entre dos vecinos en una azotea "terrat" de la calle Volta dels Jueus en el año 1960. Fotografia cedida por Lili (Adela Bergés Spínola)

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