domingo, 16 de marzo de 2014

Un lugar para morir!


Dama

Mi compañera de viaje es activista en pro de la defensa de los felinos. Sensibilizada con todo animal de cuatro patas, con garras y bigotes, que haga miau y ronronee, sea un gato persa o un tigre de Bengala.
Hace días una  amiga le llamó al teléfono para que resolviera el caso de un felino, una hembra de veintidós años, encerrada en el trastero de un tendero paquistaní, anciano, llegado a menos y en una situación precaria. El desahucio era inminente y sólo disponíamos de cuarenta y ocho horas para colocar al gato.
Horas más tarde, después de estar pegada al teléfono, recibir innumerables ayudas y consejos de activistas como ella, pude leer en sus ojos la estampa del desconsuelo.
“A mí no me mires, yo no quiero más animales en casa” le dije con severa autoridad.
Después de estas palabras, siguió con su alegato… si, con su ¡ale GATO!
Dama es una preciosa princesa de rabo corto, blanca y de ojos amarillos y almendrados, con veintidós años a sus espaldas, ajada, llena de vellones, con el pelo sucio y apelmazado. Señor, que descuido, como se puede tener así a un animal tan hermoso.
Ahora está en una habitación de la casa, aislada para que las dos gatas Celine y Mafalda se vayan acostumbrando al olor extraño del intruso.
Come bien, bebe mucho, ha de tomar una pastilla todos los días para su corazón y si, efectivamente… mi autoridad deja mucho que desear como hombre de la casa, jajaja, y yo, sinceramente me alegro.
Dama, morirá entre nosotros, pues no creo que a estas alturas y en la sociedad en que vivimos nadie quiera un felino anciano, de corazón débil y riñones delicados, la mayoría de los humanos prefieren comprar cachorros tiernos y amorosos en tiendas donde los almacenan, como en factorías para pollos o algo peor. Siempre es más bello un cachorro juguetón que el andar calmoso y cojo de una gata vieja.


Dama vivirá en casa, con su pienso, sus pastillas, su manta y nuestra estufa en los inviernos… los poquitos que le queden, en compañía de estas dos “sinvergüenzonas” mimadas y, sin duda alguna, acunada por los mimos de las manos de mi compañera. Deseando que tarde muchísimos años en dejarnos.



martes, 18 de febrero de 2014

Volver a ser niño

Jugar es inventarse mundos extraordinarios, aunque a veces, sólo a veces, no hace falta imaginar si no dejar fluir.
Esto sucede cada vez que Ian, nuestro nieto, cruza por la puerta de casa y comparte con nosotros el fin de semana.
¿Que qué sucede?, pues muy sencillo, que nos volvemos niños.














Es un petardo fenomenal!



sábado, 8 de febrero de 2014

Silencio

Hace días que guardo silencio. Me apetece contaros que estoy trabajando con palabras, palabras en latín, en otro idioma y tengo la sensación, en algunos momentos, de que es como abrazar a la madre de todas las cosas y retroceder en el tiempo para entretenerme, pasmado, entre historias antiguas y viejas leyendas de templarios.
Hoy entre mis manos pasaba fugaz un pergamino y la curiosidad me ha llevado a investigar un poco que tenía ante mis ojos.

Y he encontrado esto.
Es el Beatus vir y en sus primeras líneas reza lo que sigue:

Dichoso el varón, que no se ha marchado tras el consejo de los impíosen el camino de los pecadores no se detuvo y en la reunión de los cínicos no se sentó... 
Mucho que aprender.


A seguir trabajando para San Benito de Nursia. 



miércoles, 25 de septiembre de 2013

Gotas de rocío

Dicen los puristas que manipular una imagen con programas de edición no es fotografía, es foto ilustración.
A mi no se que me cuentan, yo sólo hago fotos, independientemente de como las llamen los eruditos!









Y me gusta lo que hago... al margen de que sean fotos, imágenes licuadas o papel maché!


miércoles, 4 de septiembre de 2013

¿Son felices mis gatos?

A veces tenemos la imperiosa necesidad de cuidar de una pequeña mascota. No necesariamente por hacer el bien, a veces es por un ego desbordante de poseer algo bonito que acariciar, o alguien a quien llamar y acuda en busca de cariño, mimos o golosinas, el caso es que a tu llamada acuda alguien, aunque sea el loro.
Yo tuve una mascota hace mucho tiempo y compartí con mi gata Nena unos momentos increíbles, me niego a llamarle mascota, entre otras cosas porque yo era su mascota y ella mi gran amor felino.
Cuando llegaba a casa me esperaba en la puerta.
Cuando me tendía en el sofá se acurrucaba en mi regazo con su ronroneo incansable. Estiraba la patita para pedirme croissant en los desayunos del domingo y tenía que ser de la parte de la miga blanda, por supuesto no le apetecía cualquier bollo industrial, tenía que ser el croissant de la Mercè, de mantequilla, por cierto exquisitos.
Cuando murió la Nena estaba trabajando en Colera, cerca de Portbou y recuerdo montar iluminación entre lágrimas y mocos, entre el desconsuelo y la sinrazón. Nena llegó a casa una tarde de septiembre, parió una camada de cuatro mininos que el veterinario se encargó de darles muerte porque donde estaban ya había muchos elementos y por desgracia no cabían más. Oí unas palabras que me decían: "Jóse", si no te la llevas tu se tendrá que quedar en la calle. Nena, Reina y Ginger también, vivía en un parking cerca de la zona donde Luci alimentaba una colonia de gatos callejeros. Le dieron de palos unos niños ausentes de piedad y de armonía con el entorno animal, aunque ellos fueran unas ratas o lobos rabiosos infectados de tiña. Nena se enarboló entre las piernas de Luci como sólo lo sabe hacer un gato...  y la siguió..  y se coló en su casa... y...

Luci, que ya tenia ocho gatos la acomodó en un lado del patio para que pudiera parir tranquila, pero los ocho felinos que habitaban la casa poca tranquilidad le dieron.
Nena vino a casa y se marchó catorce años después, me conoció unas cuantas novias hasta que llegó la persona que se acurrucaría a mi lado, en mi corazón hasta estos días. Nena y ella hicieron muy buenas migas, tanto que el día en que murió lo hizo en sus brazos.
Me prometí a mi mismo no tener más seres que dependieran de mi...
Ahora tengo dos. Dos hembras que me tienen el corazón robado.
Pero yo me pregunto ¿son felices mis gatas? Aún siendo madre e hija y salta a la vista que se quieren mucho, juguetean entre ellas, se miman y acarician, pero aún así ¿no estarían mejor en el campo, corriendo, saltando, cazando pajaritos?
A veces las miro y las comparo con los felinos del parque Zoológico que, encerrados en jaulas me llenan de tristeza y me consuelo diciéndome a mi mismo... Al menos no están de alfombra en algún piso de lujo de Pedralbes, o de trofeo en alguna pared del Palacio de Oriente.

No se si mis gatas son felices, pero como yo las cuido no lo haría nadie.











miércoles, 28 de agosto de 2013

El pálpito de la retina

Es lo que ves y te emociona. Lo que te sugieren las cosas, la vida, el aire, la atmósfera.
Abres los ojos y ahí está, la tontería más grande que te hace perder la cabeza con una inmensa sonrisa.
Cierras los ojos y sigue ahí, acompañándote el resto de la vida...
Eso es el pálpito de la retina.












domingo, 4 de agosto de 2013

De niño.

Recuerdo que de niño la calle Cortinas se llenaba de gritos, se confundían a veces con el guirigay de los trinos de las golondrinas que jugaban como nosotros, a perseguirse, pero por el cielo.
Esto sucedía en el verano, cuando los colegios del barrio cerraban y los niños no aguantábamos en casa más que para el desayuno, la comida o la cena. La calle era nuestra pasión, los amiguetes, los juegos en el paseo de San Juan o el parque de la Ciudadela.
Ayer mientras jugaba con mi nieto recordaba con cariño las tardes con Pepe, Toni y Manolo, el del terrado.
Ayer, vi pasar la vida y me llenó de ternura.