jueves, 8 de agosto de 2019

Reverte, el capitán perdido.






   En la pequeña ciudad reina la calma y huyendo del calor estival nos escapamos a la playa. El cacharro loco que no cesa de romper el anhelado sosiego cotidiano nos revela una triste noticia: Reverte, uno de los gatos más ancianos de la colonia nos dice adiós. Lo intuyo porque mi compañera deja el teléfono en la bolsa y entra en el agua hundiéndose hasta el cuello en un acto inusual... de repente el mar se vuelve más salado y a la vez más dulce. Es el resultado de la mezcla entre las lágrimas, el dolor y el amor infinito... Así me desvela sin palabras que Reverte, otro capitán, se marcha.
  En estos días ando liado con las fotos del calendario que saldrá el próximo otoño, colaboro desde hace seis años con una asociación que cuida y alimenta colonias urbanas de gatos ferales (no caseros), y, año tras año, veo como aparecen y desparecen ejemplares de todo tipo, únicos, bellos, feos, peludos, guaperas, gamberros, inteligentes, señoritingos, sanos, enfermos, ciegos, hay que ver que variedad.
   Reverte, fue fiero, esquivo, orgulloso y desconfiado. Últimamente se acercaba a la colonia, cosa que nunca hacía y por ese motivo se le daba de comer a parte, últimamente, digo, se mostraba más comunicativo, se acercaba al punto de alimentación y "ojo al dato", se dejaba tocar. Su deterioro fue in crescendo a lo largo de estos últimos meses y todos nos esperábamos el fatal desenlace.
   El día anterior Reverte y yo caminamos juntos con paso lento, despacito y con parsimonia, se cansaba y se sentaba, yo le esperaba y le decía cosas cariñosas, con la voz suave, parándome a su lado para que no se asustase. Lejos de eso, él  me seguía y emitía un maullido corto como si me respondiera "ya voy pesado, ¿no ves que me canso?".
   Era uno de los ancianos de la colonia. Un Capitán.
   Un hecho relevante para los que cuidan a los gatos de la calle, es que por muy fieros que sean, cuando llega el momento se vuelven dóciles, comunicativos y afectuosos... es como si dijeran "Gracias por este trayecto, ahora déjame dormir, no te preocupes más, toma...  un beso de gato. Si no sabéis como es un beso de gato no sabéis el significado de la gratitud
   
   Y así, sin más, se adentran por el cañaveral del río, a la sombra de los chopos cabeceros que guardan la colonia y se ponen a dormir, sobre un lecho de hierba y hojarasca, al sonido del río, al trinar de los pájaros...  y con el canto del viento que susurra entre las hojas viaja su alma. 


Y si vuelvo a nacer
volveré a ser gato
no uno cualquiera, no,
quiero ser tu gato.

Yacer sereno, ronronear a tus pies
y sentir el tacto de tu mano
huesuda, dolorida y delicada
sobre mi lecho peludo, de lomo felino.

Ver tu mirada en la mía
cubierto de atenciones,
comida, medicinas,
a la sombra del Olmo
que crece en la ribera.

Irme en paz,
con una breve excusa
una mirada fugaz,
que entiende mi partida

Y evitar el drama,
la angustia innecesaria
que los humanos buscan
para justificar su paso por la vida.

Y si vuelvo a nacer
volveré a ser gato
y no uno cualquiera, no,
quiero ser tu gato.







11 comentarios:

  1. No puede ser más emocionante ni mejor escrito.

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  2. Tengo un caso parecido, hace más de 10 años en Tortosa, junto al rio.

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  3. Ojalá supiera narrarlo tan poderosamente como este relato.

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  4. Pero aunque no sea así me siento impulsada a compartirlo.

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  5. Para que esta sociedad, en su conjunto apreda a amarlos, respetarlos, cuidarlos y sentirse orgullosos y agradecidos por sus esquisitas presencias en nuestro pueblos, campos y ciudades, que son tan suyas como nuestras.

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  6. Qué belleza todo. Las fotografías, el texto. Precioso. Descansa en paz pequeño.

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  7. Es un privilegio compartir con ellos un trecho del camino. Son sabios y nobles. Maestros etenos.

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  8. 👏👏👏👏👏👏💖💖😘

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  9. Es un gra homenaje para todos los gatos anónimos .

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  10. Directo al corazón. Felicidades!

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